Escupiendo el veneno me curo las heridas... escupiendo a mis enemigos me alivio en esta guerra... escupiendo, exteriorizando mis desgarros, vuelvo a nacer de los escombros...
martes, 30 de septiembre de 2025
...MIEDO A QUERER...
Entiendo el miedo a querer,
a lanzarse al vacío sin certeza de caer de pie.
El monstruo del espejo me persigue,
insistente, recordándome la fragilidad de mi existir.
Aprendí a volar creyendo que en las alturas no podría alcanzarme.
Y descubrí dos refugios:
el aire, que me libera,
y tus abrazos, donde vuelvo a ser chiquita,
donde me fundo en vos
y robo un poco del coraje que siempre siento que me falta.
...INTENTAR TRAGAR UN GRITO...
No puedo respirar ni comer.
Todo lo sólido que entra lo devuelvo,
pero todo lo intangible se me queda pegado al corazón.
El aire entra,
pero sale como una explosión silenciosa, vacía.
Quiero gritar,
pero me trago el grito
como si fuera un nudo sin manos para desatarlo.
¿Alguna vez intentaste tragar un grito?
Se siente como un estrangulamiento invisible,
como quedar suspendida sin lona que tocar.
No tengo sueño.
No tengo lucidez.
Solo pensamientos traicioneros
que me alejan, segundo a segundo,
de lo que soñé.
Me prometo no abrir nunca más mi corazón,
aunque sé que no será
ni la primera ni la última
falsa promesa que me hago.
Apagate, cerebro.
O mejor dicho,
apagate, corazón.
...TUS ABRAZOS...
Entiendo a quien no quiere querer,
a quien no se anima a lanzarse al vacío
sin la certeza de caer de pie.
Entiendo el miedo a lo desconocido,
porque la certeza, aunque amarga,
es el seguro de saber la mierda que nos rodea.
Es abrazar la soledad que, aun dándonos la espalda,
sigue siendo real y sincera en el fondo del reflejo.
Entonces me pregunto:
¿para qué zambullirme en la abertura del alma?
Y ahí me relajo, pienso:
me quieren, me cuidan,
soy hermosa, única, especial.
Puedo, por unas horas,
si tengo suerte, por algunos meses,
no sentirme el monstruo
que me mira desde el espejo
desde mis seis años.
Pero ese monstruo es insistente.
Nunca me abandona.
No importa cuánto avance,
cuántos pasos adelante dé:
siempre regresa para recordarme
cuán en vano puede ser mi existir.
Incluso aprendí a volar
imaginando que, tal vez, en las alturas
no pudiera alcanzarme.
Debo confesar que existen dos estados
en los que logro liberarme del vacío:
uno es volando,
disolviéndome en el aire,
respirando alto,
conectando el cielo con mi corazón.
El otro… son tus abrazos.
Volver a sentirme chiquita,
como en el útero de mi madre,
en una cueva cálida.
Meterme en tu cuerpo,
ser parte de vos,
y robarte un poco del coraje que te sobra
y que yo siempre siento que me falta.
jueves, 25 de septiembre de 2025
...DESENCANTO...
El desencanto de la fantasía que he creado en mi cabeza: el desencanto de lo que nunca existió. La carencia, la ilusión y el autoflagelo del ser humano son primos hermanos del respirar. Todo lo imaginado muere —o quizá nunca muere porque nunca fue real ni palpable. Queremos la foto de la revista que sale los viernes: parejas felices, casas perfectas, ropa con etiqueta, hijos que no se despeinan y mesas sin marcas de vasos trasnochados. Pero no; nadie quiere eso de verdad. Todos buscamos la paz del espíritu, la cabeza apoyada en calor humano —nunca me gustó la almohada fría; por eso me cuesta conciliar el sueño en invierno. Queremos ser abrazados, mimados, sentirnos importantes para alguien. Y aun así la vida insiste en mostrarnos cuán reemplazables somos, cuán pequeños, obvios y destructivos podemos llegar a ser.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
...ARTISTA NO EMPRESARIA...
Me hubiera gustado ser empresaria y no artista. Que mis desvelos fueran cuentas mal cerradas, dinero que se escapa, negociaciones que caen como hojas secas. Que el motor de mi alma fueran los negocios, no este temblor de sentir que me arrastra. No sé aún si fue destino o condena, pero me tocó ser artista: vivir con el espíritu encendido, navegar en aguas profundas, ahogarme y resurgir, estallar en colores para luego teñirme de negro, porque un destello de emoción atravesó mi pecho. El sentir es mi motor, pero también mi ruina; me levanta, me entierra, me devora. Escribo llorando hacia adentro, con el cuerpo como un río tapado, a punto de desbordar. Miro al empresario a mi lado y lo envidio: sus dolores son números, sus batallas son corbatas, sus derrotas jamás se manchan de lágrimas. Yo creí que ellos eran esclavos de la rutina, pero no… esclavos somos los que pensamos con el corazón. A nosotros no nos protegen las estrategias, ni los planes, ni las advertencias. Solo este músculo insurrecto, este corazón salvaje que late hasta desgarrar, y que, a veces, quisiera arrancarme del pecho.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
...MIEDO A QUERER...
Entiendo el miedo a querer, a lanzarse al vacío sin certeza de caer de pie. El monstruo del espejo me persigue, insistente, recordándome la ...
-
Frase motivacional abajo de ortos ardientes es tendencia en Instagram "No desista de sus sueños" dicen los culos torneados "...
-
Si tus silencios se transformaran en puñaladas, estaría llena de heridas. Si tus ojos se transformaran en faroles, mi barrio sería una con...
-
Se me quedaron mudas las manos Mis dedos no saben escribir más Tengo la tristeza anestesiada de vos Los ojos no pueden llorar Y las lá...

