
Se puede decir que Amsterdam
es un cementerio de todo
sex-shops
niñas generosas
marimba por doquier
y bicicletas congeladas
muchas paradas
de todo
tranvías que respetan al peatón
turista distraído
y a la argentina que mira los techos
de aquella maqueta de juguete
dónde todos fuman
beben y falopean
pero nadie pega ni llora ni roba
porque no lo necesitan
pero nadie ríe tampoco
ciudad fría
caras coloradas de la helada
por la mañana
por la noche
y en cada esquina
cementerio y nacimiento
de bicicletas
su glorioso y veloz
medio de transporte
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